Aprende a analizar la escritura de una persona y descubri su peronalidad.-
Extraido de minutouno.com:
¿Tu pareja es celosa? Analizá su escritura y descubrilo ya mismo.-
Celos fraternos, celos pasionales, celos profesionales... sufridos en carne propia o por parte de otro que nos atormenta con ellos. Expresados o ahogados en lo más profundo de nuestro ser...los celos nos afectan de una u otra manera al menos en alguna relación de nuestra vida: ya sea en la infancia, en la adolescencia o en la madurez.
Y como el refrán –tan sabio- dice que más vale prevenir que curar, hoy te acerca una herramienta para que sepas con quién te estás metiendo: la grafóloga y consultora psicológica Marigel Indart señala que podemos detectarlos a través de la escritura: “De los ocho rasgos o indicadores que nombraré a continuación, deberían encontrar más de cuatro para suponer que se trata de la escritura de un celoso”, advierte la especialista.
1. Mayúsculas separadas de las minúsculas siguientes:
Las mayúsculas son la máxima expresión del Yo. Representan a la persona que escribe. Las letras siguientes representan a los otros. Cuando una persona levanta la lapicera o el lápiz luego de escribir una mayúscula, y acto seguido continúa con la letra siguiente, está poniendo una distancia, una pausa de reflexión o de duda antes de entregarse totalmente a los vínculos con los demás.
Esto no quiere decir que no llegará a brindarse nunca a los otros, pero tiene ciertas reservas por inseguridad, desconfianza o por necesidad de reflexionar antes de mostrase (primero conoce y luego se da a conocer).
Si la lapicera fue levantada de la hoja, la mayúscula está desunida, aún aquellas que estén pegadas (en grafología las llamamos reenganchadas), si el trazo fue cortado las clasificarán como mayúsculas separadas de minúsculas siguiente.
2. Inclinación hacia la izquierda:
En el lado derecho de la hoja están simbolizados el futuro, pero también los otros, las personas con quienes nos vinculamos. Quien escribe con una inclinación hacia la izquierda está reflejando un poco de desconfianza, cierto grado de retraimiento. Además esta postura refleja de alguna manera que la persona tiende a mirarse a sí misma, que está como ensimismada en sus propias necesidades y esto le dificulta por momentos ver las necesidades ajenas así como también interpretar los dichos y acciones de los demás siempre en referencia a sí mismos .
3. Trazos finale shacia abajo o hacia atrás:
Los trazos finales son todos aquellos trazos que, como su nombre lo indica, están últimos, es decir, la lapicera se levanta de la hoja luego de realizarlos. Nos muestran hacia dónde dirigimos nuestros esfuerzos, el fin último de nuestras acciones.
Cuando van hacia abajo (zona inferior) nuestros esfuerzos y acciones están dirigidos hacia nuestras necesidades más básicas y también a aspectos inconscientes. Estas necesidades pueden ser físicas (alimento, sexo, abrigo, etc) o afectivas (contención, amor, atención, etc). Dan cuenta de una personalidad demandante, que necesita permanentemente que le presten atención, cuidados y afecto ya que de lo contrario se sienten inseguros, desprotegidos.
4. Letras pequeñas:
Entre otras cosas, el tamaño de las letras tiene que ver con la autoestima. A menor tamaño, la autoestima es más deficiente. La letras que miden por debajo de 2,5mm serán pequeñas y las que midan más de 3,5mm, grandes.
Como es de esperar, quienes tienen escritura pequeña, y por lo tanto una autoestima más bien baja o al menos poco firme, necesitan de la aprobación de los demás y esto los puede llevar a sufrir de celos ya que caen en competencias por el amor o la atención que tanto necesitan de las personas significativas para ellos.
5. Márgenes grandes:
La hoja en blanco representa al espacio vital en el cual nos movemos, y la escritura nos representa en cuanto a la manera en que nos posicionamos en este espacio. Cuando el espacio que queda entre los bordes de la hoja y la masa de escritura es grande, estamos posicionándonos en el centro del escenario. Es decir, es una manera de llamar la atención.
Pero además de esto estamos como agazapados, protegidos en nuestro propio mundo como señal de defensa ante un entorno que nos resulta amenazante en algún aspecto. Esto puede tener que ver con una situación real y objetiva o con una vivencia personal y subjetiva.
6. Rúbrica envolvente:
Si la firma está envuelta en un rasgo como si se quisiera “guardar” el nombre dentro de un saco protector, estamos frente a una rúbrica envolvente.
Las personas que sienten la necesidad de resguardarse, de auto protegerse y quedar al abrigo de un útero imaginario en donde nada puede lastimarlos suelen firmar con este rasgo. Es posible que socialmente no demuestren este sentimiento, pero interiormente son sumamente sensibles y vulnerables. Esta capa protectora muchas veces les dificulta el vínculo con los otros, a quienes sin darse del todo cuenta les demandan permanente atención y cariño. Esto los lleva a celar a sus seres queridos, y mucho más aún a sus vínculos más significativos y que ocupen un rol protector (padres, marido, esposa).
7. Puntos y rayas innecesarias al final de los párrafos:
Por lo general quienes acostumbran a hacer este tipo de trazos, son personas desconfiadas que buscan dejar en claro cuál es su terreno por si a alguien se le pudiera ocurrir traspasar ese límite. Suelen sospechar de las acciones de los demás y están permanentemente “en guardia”. Tal vez no siempre reaccionen o demuestren desmedidamente esta falta de confianza, pero de manera casual dejan saber que están atentos a un posible engaño.
8. Pequeños ganchos al final de las palabras:
Cuando terminamos de escribir una palabra, nos dirigimos a la siguiente dejando un espacio en blanco. Ese espacio representa el vínculo que generamos entre nosotros y los demás. Los ganchos, como si fueran anzuelos, proyectan la necesidad de atrapar, de retener a las personas con quienes tenemos vínculos afectivos fuertes. Interiormente se teme el abandono.
Y como el refrán –tan sabio- dice que más vale prevenir que curar, hoy te acerca una herramienta para que sepas con quién te estás metiendo: la grafóloga y consultora psicológica Marigel Indart señala que podemos detectarlos a través de la escritura: “De los ocho rasgos o indicadores que nombraré a continuación, deberían encontrar más de cuatro para suponer que se trata de la escritura de un celoso”, advierte la especialista.
1. Mayúsculas separadas de las minúsculas siguientes:
Las mayúsculas son la máxima expresión del Yo. Representan a la persona que escribe. Las letras siguientes representan a los otros. Cuando una persona levanta la lapicera o el lápiz luego de escribir una mayúscula, y acto seguido continúa con la letra siguiente, está poniendo una distancia, una pausa de reflexión o de duda antes de entregarse totalmente a los vínculos con los demás.
Esto no quiere decir que no llegará a brindarse nunca a los otros, pero tiene ciertas reservas por inseguridad, desconfianza o por necesidad de reflexionar antes de mostrase (primero conoce y luego se da a conocer).
Si la lapicera fue levantada de la hoja, la mayúscula está desunida, aún aquellas que estén pegadas (en grafología las llamamos reenganchadas), si el trazo fue cortado las clasificarán como mayúsculas separadas de minúsculas siguiente.
2. Inclinación hacia la izquierda:
En el lado derecho de la hoja están simbolizados el futuro, pero también los otros, las personas con quienes nos vinculamos. Quien escribe con una inclinación hacia la izquierda está reflejando un poco de desconfianza, cierto grado de retraimiento. Además esta postura refleja de alguna manera que la persona tiende a mirarse a sí misma, que está como ensimismada en sus propias necesidades y esto le dificulta por momentos ver las necesidades ajenas así como también interpretar los dichos y acciones de los demás siempre en referencia a sí mismos .
3. Trazos finale shacia abajo o hacia atrás:
Los trazos finales son todos aquellos trazos que, como su nombre lo indica, están últimos, es decir, la lapicera se levanta de la hoja luego de realizarlos. Nos muestran hacia dónde dirigimos nuestros esfuerzos, el fin último de nuestras acciones.
Cuando van hacia abajo (zona inferior) nuestros esfuerzos y acciones están dirigidos hacia nuestras necesidades más básicas y también a aspectos inconscientes. Estas necesidades pueden ser físicas (alimento, sexo, abrigo, etc) o afectivas (contención, amor, atención, etc). Dan cuenta de una personalidad demandante, que necesita permanentemente que le presten atención, cuidados y afecto ya que de lo contrario se sienten inseguros, desprotegidos.
4. Letras pequeñas:
Entre otras cosas, el tamaño de las letras tiene que ver con la autoestima. A menor tamaño, la autoestima es más deficiente. La letras que miden por debajo de 2,5mm serán pequeñas y las que midan más de 3,5mm, grandes.
Como es de esperar, quienes tienen escritura pequeña, y por lo tanto una autoestima más bien baja o al menos poco firme, necesitan de la aprobación de los demás y esto los puede llevar a sufrir de celos ya que caen en competencias por el amor o la atención que tanto necesitan de las personas significativas para ellos.
5. Márgenes grandes:
La hoja en blanco representa al espacio vital en el cual nos movemos, y la escritura nos representa en cuanto a la manera en que nos posicionamos en este espacio. Cuando el espacio que queda entre los bordes de la hoja y la masa de escritura es grande, estamos posicionándonos en el centro del escenario. Es decir, es una manera de llamar la atención.
Pero además de esto estamos como agazapados, protegidos en nuestro propio mundo como señal de defensa ante un entorno que nos resulta amenazante en algún aspecto. Esto puede tener que ver con una situación real y objetiva o con una vivencia personal y subjetiva.
6. Rúbrica envolvente:
Si la firma está envuelta en un rasgo como si se quisiera “guardar” el nombre dentro de un saco protector, estamos frente a una rúbrica envolvente.
Las personas que sienten la necesidad de resguardarse, de auto protegerse y quedar al abrigo de un útero imaginario en donde nada puede lastimarlos suelen firmar con este rasgo. Es posible que socialmente no demuestren este sentimiento, pero interiormente son sumamente sensibles y vulnerables. Esta capa protectora muchas veces les dificulta el vínculo con los otros, a quienes sin darse del todo cuenta les demandan permanente atención y cariño. Esto los lleva a celar a sus seres queridos, y mucho más aún a sus vínculos más significativos y que ocupen un rol protector (padres, marido, esposa).
7. Puntos y rayas innecesarias al final de los párrafos:
Por lo general quienes acostumbran a hacer este tipo de trazos, son personas desconfiadas que buscan dejar en claro cuál es su terreno por si a alguien se le pudiera ocurrir traspasar ese límite. Suelen sospechar de las acciones de los demás y están permanentemente “en guardia”. Tal vez no siempre reaccionen o demuestren desmedidamente esta falta de confianza, pero de manera casual dejan saber que están atentos a un posible engaño.
8. Pequeños ganchos al final de las palabras:
Cuando terminamos de escribir una palabra, nos dirigimos a la siguiente dejando un espacio en blanco. Ese espacio representa el vínculo que generamos entre nosotros y los demás. Los ganchos, como si fueran anzuelos, proyectan la necesidad de atrapar, de retener a las personas con quienes tenemos vínculos afectivos fuertes. Interiormente se teme el abandono.
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